Porque pensaba que era algo muy doloroso volver a estar en una relación en la cual siempre fui yo la única que salí mal porque la otra persona no sentía algo por mi que no sea deseo, y sólo deseo.
Porque pensaba que la amistad sólo dura hasta que la otra persona deje de necesitar a alguien en quien apoyarse y logre salir solo adelante. O hasta que encuentre el amor.
Porque entre que nazca y no, mi familia hubiese preferido la segunda opción. Pero lamentablemente acá estoy.
Porque uno no puede tener a otra persona como sostén, y confiar del todo.
Porque una vez lo hice y me fallaron, y de la peor manera y la persona que más quise en su momento.
Porque me hicieron algo más que romperme, o fulminarme, me hicieron tan mal que no encuentro palabras para describirlo.
Porque me dejaron vacía y me rellene yo misma con angustia, odio, miseria, desprecio sobretodo por mi misma.
Me olvide de cómo hablar con otra persona, me olvide de cómo querer y cómo ilusionarme.
Me olvide de cómo era reír sin fingir y sonreír de la nada por un recuerdo bonito.
Me olvide de cómo era no estar sola.
Me olvide de qué era sentirme acompañada no sólo físicamente.
Me olvide de cómo era sentirme querida.
Me olvide de cómo era no sentirme totalmente nada, un fantasma, invisible.
Y aprendí a ser mi propio sostén: sostén que nunca fue sostén porque siempre estuve en mi propio pozo oscuro donde lo único que existía era yo y sólo yo y mis pensamientos y mi odio hacia mi y todos y todo y no hacía más que lastimarme a mi y a todos y a todo y acostumbrarme a eso y que no me importe ni yo ni nada ni nadie apenas teniendo catorce miserables años (y qué pena me da compararme con otras chicas de esa edad tan llena de felicidad, alegría, vida, risas, amor, honestidad, ternura, sentimientos) y mantenerme así hasta después de casi tres años sin que ninguna persona antes me haya podido demostrar que lo contrario a todo eso era lo mejor para mi.
Pero, llegaste, apareciste de pura casualidad.
Y supiste cómo hablarme, cómo tratarme, cómo hacerme reír, incluso estando lejos mío.
Me hiciste bien. Me ayudaste a salir de mi propio pozo y pasaste a ser mi sostén sin que te hayas dado cuenta. Te volviste importante para mí. Lo más importante, mejor dicho. Te volviste el desinfectante y gasa de mis cortes. Te volviste mi tiempo y mi espacio en el que me quiero quedar. Te convertiste en mi rutina. Te volviste mi ejemplo de perfección, lo más puro y lindo que puede existir. Te volviste el héroe que mi nena interior siempre quiso tener. Te volviste mis costumbres. Te volviste mis frases más usadas. Te volviste mi nombre preferido. Te volviste la voz que más me gusta. Te volviste el único que quiero. Te volviste la persona que siempre quise conocer. Sos tal cual todo lo que quiero y necesito. Todo lo que buscaba. Y no sé porqué, en nuestra primera conversación supe que ibas a ser todo esto en algún momento.
Todo, menos que te hayas vuelto mi estabilidad. Lo cual me dio miedo apenas lo descubrí.
Y te perdí, y mi miedo terminó cumpliéndose y toda tu falta me está sumando más peso en mi espalda y aumenta la angustia adentro mío a medida que pasan los días.
Cada hora que pasa se convierte en desesperación, te espero sentada en los antiguos escalones hacia mi pozo hasta que dejo de mantener la calma y empiezo a bajar otro escalón por culpa de mi desesperación. Pero cuando apareces vuelve la calma, veo los escalones, sé cómo subir aunque cueste hacerlo porque llevo una mochila llena de recuerdos y la realidad, LA RE PUTA REALIDAD de saber que ya no te importo, que ya no me queres, que ya pudiste enterrar todas tus ilusiones conmigo, que no me necesitas, que te doy igual, que seguro ya borraste todo lo que tiene que ver conmigo.
Y duele, pero estas, y vuelvo hasta a sonreír, a estar bien, alegre, vuelvo a sentir que no me hace falta nada, que mi sube y baja de emociones se frenó y quedo en linea horizontal, que cada una de tus respuestas saca un poco de peso de mi mochila hasta llegar a sentirme renovada, vuelvo a estar en ese lugar donde más me gusta con un café tibio y humeante en mis manos y olorsito a libros viejos y nuevos, siento que me paré en el tiempo y ya nada duele, nada lastima, que hay esperanza para todo, que puedo ser fuerte, que todo es mucho más lindo y suave, que puedo seguir.
Vuelvo a estar bien.
Me haces bien.
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