Me viste despeinada, con el pelo sucio, sin maquillaje y transpirada, y aún así no te deje de parecer linda.
Me viste semidesnuda, viste y tocaste mi gordura y cicatrices, y aún así me besaste en cada lugar.
Y a pesar de que sea bruta, intranquila e insegura, aún así me seguis queriendo.
¿Cuánta seguridad más necesito para que todos estos miedos se marchen?
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